Sin resuello y con una de las decisiones mas complejas de mi vida me disponía a entrar por aquella puerta del aula 5, pero quizás mi cerebro no estuviera entrenado para ello, no sabia si llamar y pedir permiso o entrar, pedir perdón y dirigirme al primer sitio libre, solo había un problema, yo era la nueva, que bochorno.
Abrí la puerta, me mordí el labio muy fuerte, pedí perdón por lo bajínis y dirigí mis pasos al sitio libre mas cercano; crucé todo el aula. Nadie levanto la mirada, al menos yo no lo observé, ni siquiera el profesor hizo ademán de atención, nada, me sentí extrañamente aliviada.
El aula olía como el baúl donde guardaba sus cosas mi abuelo; no es que me gustara aquel olor, pero ya tenia algo a lo que agarrarme en aquel inhóspito lugar; es extraño como actúa nuestro instinto de supervivencia.
Me busqué un hobby muy interesante, consistía en ver que minuto transcurría mas deprisa, y parecía que el siguiente ganaría la partida; creo que se me escapo un "vamos" en alto, la visión del rabillo del ojo me lo confirmó.
- señorita, ¿no tiene usted suficiente con llegar tarde, que encima interrumpe mi clase?
Por favor, por favor, no se si responder, ¿que es lo que se debe hacer en estos casos?; intentando buscar situaciones sociales similares en las que me había visto envuelta; de nuevo mi instinto de supervivencia tomo el mando.
- Perdón profesor, no volverá a suceder, lo siento.
- Bien, pero haga el favor de esperar una vez finalice la clase.
No sabia donde meterme, aunque si hubiese tenido que sentir vergüenza, aquel no era el mejor sitio; nadie hizo ademán de girarse, ni ningún gesto de reprobación, parecía que mis compañeros estuvieran hechos de cartón piedra; parecía algo tan sencillo de comprender que daba miedo, tanta disciplina, tanto orden me angustiaba, quería salir de aquel sitio cuanto antes y ahora si que parecía que el minuto anterior había ganado la partida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario