miércoles, 9 de marzo de 2016

En las entrañas 3

El leve repiqueteo de una sirena ronca marcó mi actual destino, toda aquella masa de chicos y chicas salían ordenadamente del aula; mi coartada se dirigía inexorablemente hacia el pasillo mientras mi cerebro avisaba de un posible colapso, fue entonces cuando un gesto me invitó severamente a sentarme en el pupitre mas cercano de la mesa de aquel profesor.

La situación no podía imaginarse mas compleja, un juez y un culpable, ahora bien, no entendía porque debería sentirme así, no creo que hubiera hecho nada malo y entonces me deje llevar.

El profesor Gustavson impartía clases de lengua española en inglés, era un tipo anodino, no media mas de metro setenta y tenia una complexión rechoncha, tenia la cara marcada por pequeñas venas, parecía transparente; su actitud tampoco acompañaba, era tosco en sus gestos y tenia una voz rasposa y gutural como si hubiera estado fumando tres paquetes de tabaco al día, pero a pesar de eso parecía una persona enfermiza y frágil.

- señorita, no estoy dispuesto a permitir faltas de puntualidad y respeto en mis clases - se me herizo todo el vello del cuerpo, aquella voz abría a pico y pala el craneo para clavarse en lo mas hondo

- señor, no ha sido mi intención, soy nueva y me he perdido, no es facil encontrar su aula señor - estaba tan nerviosa que no sabía lo que estaba diciendo.

- nuestra institución no tolera este tipo de faltas, hablaré con el vicesecretario del alumnado para que le inculque nuestros valores, mañana la clase sera a la misma hora y tenga la decencia de prestar atención, veo que se le da muy bien divagar, pues en mis clases la quiero bien despierta, hemos terminado -

- Si, señor, no volverá a suceder, se lo prometo -

Ni siquiera tuvieron tiempo mis labios de despedirse, mis zapatillas se salían de mis pies, y todo se hacia borroso a mi alrededor, prisa, rápido, corre, siguiente clase, no puedes llegar tarde; me llevo menos de un segundo esquivar al chico que se dirigía tranquilamente en dirección contraria, pero el no pudo reaccionar, cayó al suelo desparramando su carpeta; volaron folios, algún libro  y por supuesto él; No sabia que hacer y de nuevo pare en seco, había recorrido ya la mitad del pasillo, me detuve y me dirigí a él, baje la mirada y calme mi ímpetu.

- Perdona, no  te había visto -

El chico subió la mirada y un acto reflejo  movió sus ojos de izquierda a derecha, todo esto recogiendo sus pertenencias  a toda prisa, cuando me agaché para recoger un libro que había quedado abierto contra el suelo, el chico dió un respingo y salió disparado; preparados...listos...ya!, no sabia porque me reía, pero parecía que había visto un fantasma, resulta que voy a ser una chica poco popular, que bien.

Me hice una composición de escena y fuí dirigiéndome despacio hacia mi nueva clase, matemáticas, misma ala del colegio, otro piso mas arriba, aula 3, cuando salia del pasillo me percaté de un pequeño papel cerca de la zona del siniestro, estaba doblado en dos, me hice la despistada y me acerqué agachándome para simular que me ataba los zapatos y cuando apoye mi carpeta, se deslizo hacia su interior por arte de magia, no entendía muy bien porque había hecho aquello, pero era el único estimulo que había tenido en todo el día, luego lo abriré pensé, clases de mates, que bien, necesitaba superar mi siguiente prueba.

En las entrañas 2

Sin resuello y con una de las decisiones mas complejas de mi vida me disponía a entrar por aquella puerta del  aula 5, pero quizás mi cerebro no estuviera entrenado para ello, no sabia si llamar y pedir permiso o entrar, pedir perdón y dirigirme al primer sitio libre, solo había un problema, yo era la nueva, que bochorno.

Abrí la puerta, me mordí el labio muy fuerte, pedí perdón por lo bajínis y dirigí mis pasos al sitio libre mas cercano; crucé todo el aula. Nadie levanto la mirada, al menos yo no lo observé, ni siquiera el profesor hizo ademán de atención, nada, me sentí extrañamente aliviada.

El aula olía como el baúl donde guardaba sus cosas mi abuelo; no es que me gustara aquel olor, pero ya tenia algo a lo que agarrarme en aquel inhóspito lugar; es extraño como actúa nuestro instinto de supervivencia.

Me busqué un hobby muy interesante, consistía en ver que minuto transcurría mas deprisa, y parecía que el siguiente ganaría la partida; creo que se me escapo un "vamos" en alto, la visión del rabillo del ojo me lo confirmó.

- señorita, ¿no tiene usted suficiente con llegar tarde, que encima interrumpe mi clase?

Por favor, por favor, no se si responder, ¿que es lo que  se debe hacer en estos casos?; intentando buscar situaciones sociales similares en las que me había visto envuelta; de nuevo mi instinto de supervivencia tomo el mando.

- Perdón profesor, no volverá a suceder, lo siento.

- Bien, pero haga el favor de esperar una vez finalice la clase.

No sabia donde meterme, aunque si hubiese tenido que sentir vergüenza, aquel no era el mejor sitio; nadie hizo ademán de girarse, ni ningún gesto de reprobación, parecía que mis compañeros estuvieran hechos de cartón piedra; parecía algo tan sencillo de comprender que daba miedo, tanta disciplina, tanto orden me angustiaba, quería salir  de aquel sitio cuanto antes y ahora si que parecía que el minuto anterior había ganado la partida.

martes, 8 de marzo de 2016

En las entrañas

 No era un día especial, pero si distinto, era mi primer día de colegio en una nueva ciudad, mi padre se habia asegurado de escoger el mas caro e inexpugnable, allí pasaría el resto de año escolar, quizas, vendria papa de visita algún dia con regalos y volveria a irse anotando en su agenda para avisar a su secretaria y asi poderme agasajar en la siguiente visita.

Ciertos hechos se han borrado de mi memoria, pero de lo que sí estoy segura es de que allí estaba yo, dirigiendome con paso firme al edificio central, confundiendome entre las mas de trescientas criaturas que nos desplazabamos cual rebaño hacia delante, paso firme copiado el pie del primero al ultimo, aquello era como en las peliculas de guerra que veia al abrigo del quicio de la puerta del salón, cuando saltaba de la cama por las noches y al día siguiente no recordaba como había vuelto a amanecer en mi cama, la verguenza me embargaba por las mañanas, pero mi padre  jamás me reprendió por ello, quizás pensaba que no entendía de que iban esas pelis o no le importara lo mas mínimo.

Aquel colegio era viejo, mas viejo que el edificio mas viejo que haya visto jamás, la ciudad parecia construida alrededor del mismo y segun se alejaban los edificios de el, desaparecian sus grietas y la gigantesca enredadera parecía perder fuerza y se volvía a esconder en la tierra mas alla de los muros.

Las gentes que lo habitaban durante el día, eran igual que el edificio, gris oscuro y la unica manera de distinguir a los alumnos de los profesores en aquella marcha era la estatura; aquel invierno estuve jugando a identificar quien era quien  por  los ojos, aquellas bufandas tampoco ofrecian distintivo alguno.

Pero aquella era mi nueva vida y tenia que adaptarme, mire hacia el cielo al oir el primer trueno y haciendo calculos de la distancia, dividida entre la gente que habia en el patio, sonreí, me voy a calar, empecé a pensar en como adaptarme al nuevo paso para no tropezar con todos los niños  que me rodeaban y tal fue mi sorpresa que por mucho que lloviera, nadie se salía de su fila, me resigne y me mojé.

El ruido a la entrada del edificio era ensordecedor, imaginaos la cantidad de pies, unos seiscientos, aquello parecía como si tuvieramos suelas de velcro andando por una moqueta, no me lo podia creer, viendo el panorama, me pasaria todo el día en esa situación, empapada.

Mi nombre estaba escrito, tachado y vuelto a escribir en varios listados dispuestos en horizontal en un corcho al lado de un cartel que leía: " Secretaria ", cuando me asome por la puerta llegue a la conclusión de que no debería de haberlo hecho, he gastado un movimiento, pense, como aquelllos juegos de estrategia que habia en casa de mis primos, si aquello no fuera un colegio no se que rol podria interpretar aquella persona sentada detras de aquel ordenador, me escondí detras de la puerta rapidamente, cogi fuerte el cuaderno donde habia apuntado mis clases y salí disparada, pense que me llamarian la atención, ya tendria mi primer castigo, - este distinguido colegio no va a consentir que se alborote en el pasillo -,  la escena creada en mi cabeza se fue disolviendo para darme cuenta de que estaba corriendo por pasillos vacios, pero.....donde estaba toda aquella gente, empece a correr mas y  mas, 8:15 clase de lengua, ala este, piso primero, aula 5, creo, bueno ya está, era la ultima en abandonar la soledad de los pasillos.

Asi empezo todo...

No hacia demasiado tiempo que habiamos llegado a la ciudad, mi padre nos habia prometido que asi estariamos todos juntos, sin viajes ni reunuiones a  deshoras, era la promesa ilusionante de un nuevo dia una familia feliz una vez mas.

La ciudad no era distinta de las muchas otras donde habiamos residido, pero si era mas grande, ya no podia ir sola a los sitios, mi padre decia que era muy peligroso, que no me podia fiar de nadie y alli estaba, sola en una habitación, esperando que llegara un nuevo dia y soñando con salir a vivir.

Mi primer dia de colegio no fue nada especial y entendedme que para mi no fue especial quizas mis compañeros asi lo sintieron, porque pase mas que desapercibida, saludos neutros, miradas vacias, casi todos los alumnos parecian estar mas alla de todas las cosas, con sus circulos, sus charlas y yo, al final de la clase, al final del patio, observando y soñando con un futuro ideal.

Pero a lo que voy, todo esto que voy a relataros sucedio, sucede y sucedera, no existe manera mas directa de contarlo, ya han pasado unos años y todo toma una relevancia relativa, ya deje atras el miedo y sobre todo estoy preparada para lo que tenga que venir, esta es mi historia y la de muchos otros, aqui empieza todo...